¿Alguien recuerda la inmensa sala llena de cristales de hielo en la que Superman visionaba una grabación en la que su padre le explicaba su llegada a nuestro planeta? Pues la naturaleza ha creado un escenario muy parecido, pero los cristales en lugar de fríos están calientes al tacto y bastante afilados.
Ese entorno increíble es la Cueva de los Cristales, una sala de una mina de la ciudad de Naica, a unos 125 kilómetros de Chihuahua, en México. Está situada a una profundidad de 300 metros y la calidez de los cristales se debe a que su temperatura alcanza los 50 grados centígrados. Con una humedad relativa del aire de casi 100 %, permanecer en ella durante más de diez minutos puede resultar seriamente perjudicial para la salud, excepto para Superman.
Esto es porque sus enormes cristales, de hasta 12 metros de largo, 2 de espesor y 55 toneladas de peso, están formados por selenita (no kryptonita), una variedad de yeso que cristaliza muy lentamente, por lo que se cree que esas gigantescas formaciones pueden tener hasta cuatrocientos mil años de edad. Hay otras salas de la mina con estructuras aún mayores pero las altísimas temperaturas a las que se encuentran hacen imposible su visita.
A veces la realidad supera con mucho a la ficción.
Imagen de cabecera: Cristales cueva de Naica CC BY Alexander Van Driessche en Wikimedia Commons
Naturaleza
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